En muchas ocasiones, quien se dispone a hablar en público dando una charla, pronunciando una conferencia o presentando un proyecto o una propuesta, no tiene en cuenta algunos detalles importantes que pueden ayudarle a sentirse más seguro y a controlar mejor la situación.
Por ejemplo, es muy típico que lleguen al lugar sin haberlo visitado antes o sin la antelación suficiente.


Además, deberemos procurar comprobar la megafonía de la sala, si vamos a utilizarla. Comprobaremos el micrófono para saber sus características: si vamos a utilizar uno de solapa, o va a ser de pie, o de sobremesa, si va a ser de cable o inalámbrico. Y también la sensibilidad de ese micrófono, junto con la potencia de la megafonía, para saber situarnos a la distancia adecuada de forma que nuestra voz llegue perfectamente a todos los presentes con la suficiente claridad y comodidad para los oídos de nuestro público. Si el acto cuenta con un técnico, él nos ayudará a controlar todo esto.
Además del sonido, deberemos también comprobar el funcionamiento de los elementos técnicos de apoyo que vayamos a utilizar: el ordenador, el programa de presentación, si lo utilizamos (Power Point, Prezi, etc.), los vídeos que queramos proyectar, la pizarra o rotafolios que necesitemos, los rotuladores de los colores que precisemos, etc., etc. No podemos dejarlo todo a la improvisación del «sobre la marcha». No. Dediquemos el tiempo suficiente para repasar y comprobar todo esto antes de empezar el acto.
Y, por supuesto, deberemos decidir si vamos a permanecer sentados durante nuestra intervención, o vamos a hablar en público de pie, tras un atril, o delante del público, sin obstáculos de por medio y con libertad de movimientos (que, por cierto, es la forma más recomendable, ya que es la que más nivel de comunicación nos conseguirá con nuestro público).
La
media hora antes de “salir a escena” antes de hablar en público, aíslate en la medida de los posible: apaga
tu teléfono móvil; por supuesto, no te dediques a hablar por teléfono, a
resolver gestiones ni a responder a correos ni mensajes, ya que te distraerá e incluso te
perturbará.
media hora antes de “salir a escena” antes de hablar en público, aíslate en la medida de los posible: apaga
tu teléfono móvil; por supuesto, no te dediques a hablar por teléfono, a
resolver gestiones ni a responder a correos ni mensajes, ya que te distraerá e incluso te
perturbará.
Además de hacer todo lo dicho, dedica esos minutos a
repasar el contenido de tu intervención, a concentrarte en lo que vas a decir y en cómo lo vas a decir.
repasar el contenido de tu intervención, a concentrarte en lo que vas a decir y en cómo lo vas a decir.
Haz algún ejercicio de relajación, si es que estás algo tenso. Y, por supuesto, haz un ejercicio de concentración y de pensamiento positivo. ¡Prepárate para disfrutar hablando y para hacer disfrutar a tu público escuchándote!

no tener problemas y que nada te moleste durante tu intervención; recompón tu aspecto físico: ropa, pelo, corbata, repasa tu maquillaje, si lo llevas, y coloca bien también tu ropa interior para que no te moleste ni, por tanto, te distraiga mientras hablas (conozco casos); y, en el caso de los hombres, comprueba que llevas la bragueta abrochada (es algo que a muchos les tortura y les ha hecho pasar malos ratos).
Limpia el posible sudor en la cara, que causa mala imagen, e incluso límpiate bien los dientes y la boca para que esté libre de elementos molestos a la hora de hablar. Y, por último, lleva un pañuelo siempre a mano, no vayas a tener un grave apuro delante del público mientras estás hablando. Un inoportuno estornudo en medio de tu intervención puede ser terrible si no estás preparado con un imprescindible pañuelo.
Si sigues estos consejos te ayudarás a que tu intervención al hablar en público sea más correcta y se vea libre de contratiempos que, con demasiada frecuencia, le suceden a no pocos oradores carentes de una elemental profesionalidad que les permita controlar todos los detalles de sus actuaciones públicas.
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