En la actualidad, ningún profesional puede quejarse de no saber hablar en público, de pasarlo mal cuando se enfrenta a esa situación, de no saber cómo hacer una presentación eficaz y, sobre todo, de no saber explicarla con convicción, de no saber mantener la atención de su público mientras pronuncia una conferencia o da una charla, de no saber captar las mentes de sus alumnos en clase, de sentir pánico ante un público un poco numeroso, de sentir terror ante la idea de quedarse en blanco y hacer el ridículo… ¡NO!
En la actualidad ningún profesional puede quejarse de todo eso porque la solución es muy fácil: existen profesionales, a su vez, entre los que me encuentro, que ayudamos a esos otros profesionales a superar todas esas dificultades y a conseguir enfrentarse a ellas con solvencia, con los conocimientos y con el empeño personal suficientes como para ser capaces de llegar a disfrutar hablando en público, sintiéndose seguros, tranquilos, con la mente clara y ordenada,l siendo capaces de mirar al público a la cara, sin perder el hilo de sus palabras mientras pronuncian esa charla o conferencia.
Entre mis más de siete mil alumnos, en estos veinte años dedicados a impartir estas enseñanzas, me he encontrado con no pocos estudiantes, empresarios y profesionales de todo tipo, que venían a mi curso con algunas dudas, con escepticismo, sin estar muy seguros de haber hecho bien en inscribirse en aquel curso. Algunos me decían que ellos «eran un caso perdido», que serían incapaces de llegar a conseguir esos objetivos que planteo. Pero, siempre, al final del curso al que asistían, se marchaban emocionados y felices de haber descubierto que sí que eran capaces y que a partir de ese momento afrontarían las situaciones de hablar en público con otra actitud y, desde luego, con los conocimientos suficientes como para hacerlo con solvencia y seguridad,
Este mes de octubre, como cada me, he organizado otros dos cursos para que se pueda inscribir quien quiera. Son abiertos. En la convocatoria adjunta tienes toda la información. Y, si tienes problemas económicos para pagar la matrícula, cuéntame tu caso y trataremos de arreglarlo. Pero no dejes por eso de venir al curso. ¡Te encantará! Tan seguro estoy, que suelo decir: «Ven al curso gratis. Sólo me pagarás si, al terminar, el curso te ha parecido provechoso e interesante». ¡Lo digo en serio!
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